La primera vez que oí la expresión “corriente de compasión”, no sabía exactamente de qué se trataba. Hoy descubro admirada que el mundo está lleno de corrientes de compasión.
LOURDES CANCER ESPERANCE es una de esas corrientes que nació, como tantas otras, muy pequeña, en Francia en diciembre de 1985. La iniciativa surgió de un señor, Jean-Claude Bruel que, tocado por la enfermedad del cáncer, sintió la necesidad de compartir su experiencia de fe en el hospital.
Ayudado de algunos amigos de la Hospitalidad N.S. de Lourdes y la Cruz Roja, pone las bases de la Asociación que tiene como fin dar un apoyo, moral, espiritual y económico a las personas que sufren de cáncer y a las familias y amigos que les acompañan.
La primera peregrinación a Lourdes, en septiembre de 1986, reunió a 350 participantes. Cada año el número ha ido aumentando considerablemente y en la peregrinación Nº 31, en septiembre del 2016, estuvimos reunidos 6.200 participantes durante cuatro días.
Le llaman “la peregrinación de la sonrisa” y se le pueden añadir muchas otras calificaciones “del encuentro”, “de la fraternidad”, “de la alegría”, “de la oración”, “de la paz”…
Entre los testimonios que he escuchado durante estos cuatro años de participación, tanto en la Asociación como en las peregrinaciones, me han llamado la atención las personas que no tienen fe y que van cada año a Lourdes porque encuentran allí una fuerza que les ayuda a superar las dificultades, o una luz que les va abriendo nuevos horizontes, o una alegría que les invita a contar a sus amigos y familiares lo que han vivido en Lourdes.
Siento que la gente, y yo me incluyo, no vamos a Lourdes esperando “el milagro”, pero a lo largo del año vamos constatando que los milagros se producen diariamente en esas gotas de interés por el otro/a a través de una llamada, de una visita o del encuentro mensual, en el que de alguna manera estamos todos presentes por las informaciones y el ánimo que damos y recibimos de unos y otros.
Estas gotas que se van uniendo a lo largo de todos los departamentos de Francia y que se extienden también a Bruselas, Suiza y Mónaco forman TORRENTES DE ESPERANZA que van contagiando a su paso la alegría de vivir y de comunicar vida.
¿Qué te sugiere esta Corriente de Compasión?... si te parece, intenta comunicárselo a los demás.
Hna. Isabel Olarieta.