Pregunta: Como Hermana de la Compasión, ¿qué es lo que te ha motivado a formar parte de la ACAT?
Un prospecto de la Acat en el que había un esbozo de la cabeza de Cristo coronada de espinas atrajo mi atención: “esto es la Compasión” - me dije a mi misma - En efecto, nuestro Fundador nos invita a reconocer, en los hombres humillados y torturados de todos los tiempos, Jesús coronado de espinas. Es aquí donde aprendemos a vivir la compasión “como comunión efectiva con todos los que sufren y en solidaridad con los que trabajan para que desaparezcan las causas que generan la injusticia” (Cf. Constituciones, n.º 6).
Este fue como el “clic” que me llevó a entrar en la Acat. Desde entonces continúo colaborando en ella, más o menos comprometida según los cambios de comunidad y actualmente en la Acat de Toulouse. La celebración del Bicentenario nos lleva a plantearnos este tipo de preguntas sobre diversas opciones, algunas aparentemente evidentes.
Si, la ACAT (Acción de los Cristianos por la Abolición de la Tortura) es, indudablemente, una expresión de la compasión ya que es una ONG que actúa en defensa de los derechos del hombre (www.acatfrance.fr). Combate en el mundo entero los tratamientos crueles, inhumanos o degradantes (torturas, ejecuciones capitales, jurídicas o extra-jurídicas) sin distinción de razas, de política o de religión. Actúa en favor de las víctimas de estos crímenes protegiéndolas en los tribunales. En este momento, de una manera particular, defendiendo el derecho de asilo y manteniendo la vigilancia con respecto a expulsiones injustas o peligrosas.
En la ACAT, una acción esencial y al alcance de todos es la de firmar cartas, redactadas por especialistas y dirigidas a personalidades, políticas o religiosas, responsables o implicadas en los hechos. El gran número de firmas llega a interpelar y produce resultados que nos comunican regularmente con el título: “Buenas noticias” o “Actuar es eficaz”. No obstante sabemos que la liberación de un solo ser humano es ya una victoria.
Hay también las cartas que, por turno, escribimos nosotros a los presos a los que apadrinamos. Cuando se trata de una persona condenada a muerte, la correspondencia con ella la mantiene uno solo de nosotros.
La oración es el corazón de la actividad de la ACAT y le da una nueva dimensión. Para los cristianos miembros de la Acat (Ortodoxos, Protestantes o Católicos), la oración, lejos de considerarla irrisoria, está en la base y en la prolongación de la acción. Actuar firmando una carta, por ejemplo, tiene su complemento en la oración que hace cada uno por la persona en favor de la cual se ha firmado.
En nuestras reuniones, oramos juntos incluyendo, en la oración universal a los que son torturados. En la acción y en la oración por las víctimas de todos los Regímenes se tienen también en cuenta a los verdugos, víctimas también del sistema. La oración: un freno a la espiral de la violencia.
Los cristianos, convencidos de que en la solidaridad con los demás por la acción y la oración, se encuentra a Cristo, han optado por llevar juntos este combate en nombre de su fe dando así un testimonio de ecumenismo. Cada año, el 26 de junio, Jornada Mundial contra la Tortura, la Acat Internacional (FIACAT – Federación Internacional de la Acción de los Cristianos por la Abolición de la Tortura ) organiza una velada de oración abierta a todos: “La Nuit des Veilleurs”.
Sr Jeannine Darricau.