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Me siento muy contenta y agradecida con las hermanas de la compasión porque con su sencillez, humildad y su entrega a los más necesitados, me enseñaron a vivir la vida con otra expectativa, a dejarme abandonar en los brazos del señor.

He crecido espiritualmente como persona en mi familia y comunidad; doy gracias a Dios por haberme puesto en el camino de las hermanas de la compasión. Con ellas he aprendido a ir descubriendo que, con los hermanos que me voy relacionando, me despierta el deseo y el gozo de arriesgarlo todo por el que nos da la vida. Desde el carisma de las hermanas de la compasión siento el llamado de Dios en cada momento y en cada instante de mi vida, la alegría de donarme a nuestros hermanos olvidados y desamparados de nuestra sociedad. Esto es una satisfacción muy grande que voy haciendo vida en mi vida, aunque soy muy débil pero intento dar respuesta al llamado de Dios, siendo coherente con lo que digo y con lo que hago.

Con las hermanas comprendí y aprendí que las cosas materiales y de este mundo no son lo más importante ni dejan legado, que realmente por lo que nos recordarán es por las cosas que se hacen en ayuda y servicio de los más necesitados, por tal motivo, con ayuda de ellas, emprendí el camino de conversión y de entrega en ayuda del más necesitado. Me siento muy contenta y bendecida porque Dios hizo que se cruzaran en mi camino para que me enseñaran muchos valores como lo son el amor, sencillez, humildad, tolerancia, etc. Con ellas aprendí que siempre se debe estar en constante oración para no desfallecer y saber asimilar cualquier situación que se presente.

Gracias a las hermanas estoy hoy día en este camino y siento desde lo profundo de mi corazón que vale la pena arriesgarlo todo por el Señor, así pasemos por momentos difíciles, él no nos deja solo, siempre está a nuestro lado, para darnos la mano.

Vivo la compasión con mucho amor y con una actitud de acogida, disponibilidad y atenta de las necesidades de los que más sufren. Vivir la misericordia y la compasión en este mundo lleno de dolor, de abandono, de secuestro, de violación, indiferencia, etc. Debo ser como María al pie de la cruz: obediente, llena de amor, humildad, viendo la miseria del hombre. Este amor tan grande de ella me invita a estar dispuesta y a aceptar el aliento del Espíritu de Dios que me sugiere el camino de Cristo.

Hoy día puedo reflejar la compasión con una actitud interior que existe en mi corazón, cuidando el entorno en el que vivo, trabajando en comunidad y estando atenta a los problemas y necesidades de los que más sufren, siendo testimonio de vida.

Cordialmente,

Luz Dary Lopez.
CCC. Cali- Colombia

Ventanas de compasión

Queremos celebrar que en medio de este mundo en el que abunda el dolor y en el que parece reinar la indiferencia, hoy podemos reconocer también una corriente de Compasión que va abriendo ventanas a muchas y diversas iniciativas de humanización y solidaridad.

Nosotras, hemos querido ser cauce de esa corriente compasiva a lo largo de estos 200 años en los lugares donde vivimos y a través de los proyectos que organizamos o en los que participamos.

Te invitamos a asomarte a estas ventanas y a también a abrir los ojos a tu alrededor por si esa corriente pasa cerca y te llama a entrar en ella… O tal vez ya estás dentro y tienes un testimonio que compartir…