La Congregación celebra un Bicentenario… Yo diré ¡una Vida!
Nosotras, las hermanas del Departamento del l’Oise (Francia), entramos en este camino en 1969, con nuestra historia.
Francia conmemora un centenario: la guerra de 1914 – 1918.
La Congregacion de «Hijas de la Compasión» de l’Oise, fundada en 1841 ha conocido tres guerras : 1870 – 1914 – 1940.
En 1870, la madre María de la Compasión, nuestra Fundadora, escribe a sus hijas el 10 de septiembre : « los prusianos están en nuestra casa. La posición de las hermanas frente a la situación lleva a cada una a ayudarse mutuamente, las religiosas deben dar ejemplo de abnegación. Conozco el coraje de mis hijas. No olvidéis que Dios está en todo »
En 1914 : ¡Otra guerra! Las hermanas de la Compasión están en los frentes: Bélgica, El paso de Calais, l’Oise, la Somme y la Marne. Las enfermeras, auxiliares y encargados de la acogida se comprometen, «la Compasión no espera»
Domfront, cuna de la Congregación, queda parcialmente destruido… Es un gran sufrimiento para todas, pero la valentía no falta.
En Amiens las hermanas son requisadas por asegurar la ambulancia militar en el cuartel general del Mariscal Foch…
En Compiègne, las hermanas se comprometen en el hospital militar. Una de ellas convoca a las alumnas enfermeras. La Compasión está invadida por los heridos, soldados y civiles, habiendo sido, además, bombardeada la misma casa…
El gran precio que se paga en Noyon es la muerte de una hermana bajo los escombros cuando iba a cuidar a los soldados que estaban en combate. Las hermanas han llegado hasta el límite de sus fuerzas… Será necesario reconstruir las comunidades y los edificios.
1940 es el éxodo por los caminos con frecuencia a pie (hermanas, ancianos, niños huérfanos…). La Casa Madre es requisada en su conjunto. Solo se respeta el el castillo, después de una negociación de la Superiora General con el Comandante.
Todas las hermanas fueron dispersadas. Se dice pronto pero cada una estuvo habitada por el terror, la angustia, el sufrimiento… Las comunidades tratan, sin cesar, de no perder el hilo conductor que las une: su consagración como compasionistas.
Después de la guerra, vino la tarea de reconstruir y reunificar para continuar la Misión. Otro sufrimiento es la falta de vocaciones para aquellas que llevan la carga de la Congregación y su futuro.
La Cruz se hace presente y es necesario afrontar el combate de la división : «por» o «contra». Pero el Espíritu trabaja en nosotras: la Fe y la Confianza traen la resurrección a través de la fusión. ¡Damos gracias!
Hoy la Congregación sigue formando parte de una humanidad en situaciones de guerra y sufrimiento que necesita más que nunca ¡Compasión!
Hermana Marie-Antoinette