María, porque dijiste que Sí,
contigo es más puro el día,
es más grande el amor
y estrenamos esperanza.
Cada día.
Mirada atenta.
Testigo del tiempo.
Nos conoces a cada uno.
Por nuestro nombre nos llamas,
y nos pones en marcha, otra vez.
Cada día.
Cerca de ti, nuestra admiración crece
y el corazón se abre a una alabanza.
Buena, dulce, alegre, generosa.
Con tu Fe nos traes la alegría,
los colores, la luz.
La Primavera, el cielo,
los amigos, la esperanza,
el trabajo, la vida.
Cada día.
Y así, nuestras manos
un día, dibujaron tu figura de Madre
y la de Jesús en tus brazos.
Inocente figura de barro
que siempre fuiste en sus Manos.
Cada día.
Santa María de Prodis,
ayúdanos a llenar
nuestro corazón y nuestras manos
de inocencia, ternura y amor,
para poder hacer,
a través de Jesús,
la obra de Dios en nosotros.
Cada día.