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Jesús, en la última cena con sus discípulos, se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ciñó una toalla, echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos.

Señor, hoy contemplamos a nuestro fundador Mauricio Garrigou, en la misma actitud de servicio que él alimentaba en el misterio de la Eucaristía y que le llevó a entregarse totalmente al servicio de sus contemporáneos.

Una vez más queremos darte las gracias por tantos dones recibidos de tu mano desde 1817... Queremos darte las gracias sobre todo porque nuestra Congregación pobre, pequeña y frágil quiere vivir la compasión siguiendo a Jesús el Compasivo.

Padre Mauricio: la Congregación no te olvida. Tú estás presente en nuestro recuerdo, en nuestras oraciones, en nuestros encuentros … y con fe te invocamos cada día.

Perdónanos si con frecuencia queremos y pedimos cosas extraordinarias y no sabemos dar las gracias por los favores recibidos por pequeños que sean.

Gracias por todas las Hermanas que como tu han sabido vivir en actitud de servicio … Queremos sobre todo dar gracias por el espíritu de fe de todas aquellas que se han incorporado, como una más, en Residencias de Personas Mayores y en ellas siguen viviendo la misión hasta el fin de su vida. Pensamos también en tantas Hermanas que han vivido, sobre todo últimamente, el cierre de comunidades y, con valor y confianza siguen en actitud de servicio allí donde la obediencia les ha enviado.

Gracias por habernos trasmitido este carisma de servicio y de compasión que cada una tratamos de vivir según nuestras posibilidades y de estimularnos mutuamente para mantenerlo vivo hasta el fin.

Somos bien conscientes de nuestra pequeñez y de nuestros límites pero al mismo tiempo felices al constatar que en los 6 países en los que estamos, nuestra presencia prolonga, de una manera o de otra, el carisma de la compasión.

Padre Garrigou: ¡intercede ante el Señor por nuestra Congregación! Es pequeña pero grande al servicio del pobre; pequeña en vocaciones pero llena de confianza en el porvenir; pequeña ante la complejidad de nuestro mundo pero capaz de comprender el lenguaje del corazón. Que nos mantengamos siempre en la actitud de servicio que corresponde a cada una. AMEN

Sr Lydie Garcia