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Hace 200 años las Hermanas de la Compasión pusieron manos a la obra. Se reunieron mujeres que se dedicaron a la acción, a dar su esfuerzo, su voluntad, su sabiduría, para ayudar a los enfermos en el sufrimiento, y a los niños y jóvenes en su educación. Con voluntad inquebrantable, con coraje para lanzarse a escenarios desconocidos, nuestras hermanas de la Compasión siguen llevando e intensificando su legado de amor, de entrega, como espejo de la Virgen, a través de estos 200 años.