«Y ¿quién es mi prójimo? preguntó a Jesús un maestro de la Ley- Jesús le dijo: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores, que le despojaron y le golpearon dejándole medio muerto... Casualmente, bajaba por el mismo camino un sacerdote.... Igualmente pasó por allí un levita... Pero un samaritano que iba de camino se acercó a él, y viéndole se apiadó de él. Se acercó y vendó sus heridas después de echarles aceite y vino, y colocándole en su propia cabalgadura le llevó a la posada y cuidó de él.Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero, y le dijo: Cuídale, y si gastas de más, te lo pagaré a mi vuelta.
¿Quién de los tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? El dijo: el que tuvo misericordia de él.
Jesús le dijo: Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10, 29-37).
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