Nacimiento del grupo en 2009
Contar la historia del Grupo “Santa Verónica” es para mí una alegría al mismo tiempo que siento una gran emoción. Hace ahora más o menos 7 años, una Hna de la Compasión, de la comunidad que vivía en el barrio de “El Sablar” en Dax, después de una reunión de preparación para la Confirmación de adultos, me pidió que reflexionara sobre qué se podía hacer para ayudar y acompañar el crecimiento espiritual de la joven discapacitada que había recibido el sacramento de la confirmación, ¿qué itinerario cristiano podíamos proponerla?
Paty sintió que tenía que hacer algo, que no podía quedarse de brazos cruzados cuando la realidad de los Refugiados en Europa era sangrante.
Supo que tenía que ir a Grecia. En julio hizo su mochila y se fue con la ONG Olvidados de la que es Vocal, a atender sobre todo, las necesidades de aprendizaje de los niños y la colaboración en todo lo que fuera necesario. Quería ser “útil” hacer algo contra tanta injusticia y hacerlo con otros, organizadamente.
Pregunta: Como Hermana de la Compasión, ¿qué es lo que te ha motivado a formar parte de la ACAT?
Un prospecto de la Acat en el que había un esbozo de la cabeza de Cristo coronada de espinas atrajo mi atención: “esto es la Compasión” - me dije a mi misma - En efecto, nuestro Fundador nos invita a reconocer, en los hombres humillados y torturados de todos los tiempos, Jesús coronado de espinas. Es aquí donde aprendemos a vivir la compasión “como comunión efectiva con todos los que sufren y en solidaridad con los que trabajan para que desaparezcan las causas que generan la injusticia” (Cf. Constituciones, n.º 6).
Cuando las familias de los presos del Centro Penitenciario de Seysses llegan para visitar a los suyos, les hacen pasar a una gran sala para esperar la hora del recibidor. Los hay que vienen de Strasbourg, de París o de más lejos y se les ve desorientados y perdidos hasta que descubren que en un rinconcito de la sala hay personas que les sonríen, que se prestan a ayudarles o a darles una información y que les ofrecen bebida fresca o caliente, según la época del año, con galletas, pastas, bollería, etc.
La primera vez que oí la expresión “corriente de compasión”, no sabía exactamente de qué se trataba. Hoy descubro admirada que el mundo está lleno de corrientes de compasión.
LOURDES CANCER ESPERANCE es una de esas corrientes que nació, como tantas otras, muy pequeña, en Francia en diciembre de 1985. La iniciativa surgió de un señor, Jean-Claude Bruel que, tocado por la enfermedad del cáncer, sintió la necesidad de compartir su experiencia de fe en el hospital.
Nuestro padre dice que Juan nos ha abierto a la vida y tiene mucha razón. Somos una familia grande, 8 hermanos, siempre vamos con prisas, distraídos y, muchas veces, cada uno por su lado. Juan nos despierta y nos une sencillamente con su forma de ser. Desde que llegó a casa con 8 meses no ha sido un hermano más, es sin duda el más extraordinario, se ha convertido en el tesoro de la casa.
Me resulta muy sugerente iniciar este compartir sobre cómo la Red AEFJN es corriente, camino de compasión hoy, con este proverbio árabe que dice:
“Para fortalecer el corazón, no hay mejor ejercicio que agacharse para levantar a los que están caídos”.
Visité la comunidad de Manchay (Lima, Perú) con una de las Hermanas. Salimos a visitar a unos enfermos y, al pasar por la calle de los Frutales, nos llama la Sra. Carmen Vela, una sencilla mujer, con cinco hijos y tres nietos. Ella es padre y madre de la familia.
Llena de alegría nos dice: "Hermanas, pasen, vean qué tesoro tengo en mi casa".
A Daniela (nombre ficticio) le gustaría tener la piel negra como un bosque en la noche. La suya tiene el color de la arena, como la del hermano que ya no recuerda. Le cuidaba cuando ella tenía cuatro años y todavía vivía en una chabola de El Gallinero, un asentamiento romaní de Madrid. Ahora duerme en la segunda planta de un chalé de la capital, en una habitación para ella sola. “Antes estaba en una chabola, no iba al colegio, jugaba con mi hermanito y con mi perro, que ya no sé cómo se llama”, dice Daniela. Ha extinguido su memoria voluntariamente. Lo hizo en el momento en el que anunció que su madre había muerto.
Queremos celebrar que en medio de este mundo en el que abunda el dolor y en el que parece reinar la indiferencia, hoy podemos reconocer también una corriente de Compasión que va abriendo ventanas a muchas y diversas iniciativas de humanización y solidaridad.
Nosotras, hemos querido ser cauce de esa corriente compasiva a lo largo de estos 200 años en los lugares donde vivimos y a través de los proyectos que organizamos o en los que participamos.
Te invitamos a asomarte a estas ventanas y a también a abrir los ojos a tu alrededor por si esa corriente pasa cerca y te llama a entrar en ella… O tal vez ya estás dentro y tienes un testimonio que compartir…