
“No había nadie en la prisión que no deseara tener el placer de su trato y conversación. Era un ángel de paz y de consuelo para todas las recluidas. Todas estas mujeres recibieron de ella el valor y la paz que sus corazones abatidos necesitaban. Y estimuladas por su ejemplo, terminaban por hacer buen uso de todas aquellas desgracias. Ella permanecía en la calma y la paz más perfecta, esperando la muerte feliz”. (En Primera Vida Manuscrita).
JEANNE MARIE DESCLAUX(1754-1831). Conversando con ella un 24 de marzo…